jueves, 16 de agosto de 2012

El gobierno ordenó demoler un búnker de drogas en La Tablada




Una topadora irrumpió  en Ayacucho al 3800 ante la sorpresa del vecindario que la noche anterior había presenciado en el lugar el cierre de un quiosco de drogas. Todo quedó reducido a escombros en el búnker de Ayacucho 3800.
 
Una topadora irrumpió ayer en Ayacucho al 3800 ante la sorpresa del vecindario que la noche anterior había presenciado en el lugar el cierre de un quiosco de drogas. Detrás de la máquina llegaron agentes policiales y funcionarios del Ministerio de Seguridad. Así, en poco tiempo, el búnker fue arrasado frente a la vista de los incrédulos habitantes de La Tablada. "Hacía un año y medio que funcionaba este lugar. Hicimos muchas denuncias y acá estamos", dijo una vecina que, como otras testigos, prefirió no dar su nombre.

La policía llegó al quiosco a partir del allanamiento a una cocina en la que se elaboraban estupefacientes y que fue cerrada la noche del jueves en Ayolas al 200 bis. Fue poco después de las 21 de anteayer, cuando agentes de la ex Drogas Peligrosas que vigilaban ese lugar observaron la salida de un joven a bordo de una moto y portando una mochila. Lo siguieron hasta el quiosco de calle Ayacucho, donde el pibe dejó la mochila. Después lo apresaron e identificaron como J. Z., de 22 años.

Tras ello los pesquisas allanaron el quiosco y la cocina. En el primero de los lugares incautaron unas 500 bochitas de cocaína y la mochila del detenido con otros 3 kilos de esa droga. En tanto, en la casa de Ayolas al 200 bis hallaron 12 kilos de cocaína, otros 2 kilos de pasta base y precursores químicos para fabricar y estirar la droga.

A menos de 24 horas de ese operativo, y fiscalizados por el secretario de Seguridad Comunitaria, Angel Ruani, agentes de policía y del Ministerio procedieron a destruir el búnker. "Este tipo de acciones se va a realizar mientras se pueda, siempre que no haya un dueño del lugar. Es una decisión política del ministro Raúl Lamberto", manifestó Ruani. Y explicó que "con la cocina no se puede hacer lo mismo porque es una casa privada que se encuentra en un pasillo y puede afectar a vecinos que no tienen nada que ver con el delito".

Respecto a la edificación precaria en la que funcionaba el quiosco, los vecinos dijeron que había sido allanando "al menos tres veces en los últimos meses, pero nunca encontraban nada". Y comentaron que el lugar era abastecido por un par de hermanos cuyo apellido siempre estuvo vinculado al negocio narco en la zona sur de la ciudad.

"El último tiroteo allí fue hace unas tres semanas, a la tarde. Mi nene estaba jugando en la casa de un amiguito y corrió desde allí a mi casa por esa vereda, en medio de los tiros. Yo pensaba que esto nos pasaba a los pobres, a los villeros, pero creo que ya pasa en todos lados", dijo una mujer bien vestida que volvía a su casa después de trabajar.

A media cuadra del quiosco, y desde hace unos 40 años, vive don Oviedo. El hombre recordó que "hará un año y medio que estaba ese lugar". Y reflexionó: "Es una pena, en este barrio hace como diez años que entró la droga y no se la puede sacar", dijo cuando ya el búnker había quedado reducido a escombros.




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