jueves, 16 de agosto de 2012

Texto Argumentativo sobre Vivir en La Tablada


Según el nuevo periodismo, la investigación es una de las bases. Como periodista tuve que manejar la mayor información posible, antes de concretar la entrevista con los chicos. De esta manera, para cuando ellos hablaban “en su idioma” o de algún lugar del barrio, yo lo conocía. Leer fragmentos del libro del profesor de historia Jorge Malla, llamado "Historia del Barrio Tablada y de la Biblioteca C.C. Vigil", me ayudo en este paso. Además recorrí el barrio con ellos, para sentir más de cercar sus historias. En esta historia, el periodista, asume mayor protagonismo, ya que da su visión personal de los acontecimientos.
Otra parte que utilice del Nuevo Periodismo, es que los textos se leen y escriben como si fueran relatos; está bien que se leen como relatos, pero manteniendo las mismas exigencias de precisión, verificación, objetividad e investigación del buen periodismo. No fue tarea fácil. Hubo demasiadas entrevista que no use, pero que investigué igual, porque me interesan saber, sobre que pensaban e la droga o de la inseguridad. Sabía que ese testimonio no lo iba a utilizar en el relato, pero sin embargo necesitaba la opinión de los entrevistados, para comenzar a escribir.
Hay una renovación en las formas de narración de reportajes, crónicas y entrevistas. En vez de entrevistarlos fuera de su territorio, los adolescentes me invitaron a pasar un día con ellos. Por esta cuestión, la narración del relato fue diferente: palpé lo mismo que ellos, pude sentir lo que sentían. Por eso, se utilizó un lenguaje muy urbano.

En “El periodismo vuelve a contar historias” de Eloy Martínez, dice muy claramente que el periodismo instala siempre una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: ésos son los verbos capitales de una profesión en la que toda palabra es un riesgo. En mi caso, partí de una pregunta para comenzar la investigación, pero a medida que pasaban los días, nuevas preguntas iban aflorando. Cuando más investigaba mas dudas tenía.
            “La narrativa como estrategia: el lector ya conoce la información, tiene una manera personal de ver el mundo, una opinión sobre lo que pasa. La gente ya no compra diarios para informarse. Los compra para entender, para confrontar, para analizar, para revisar el revés y el derecho de la realidad” es lo que dice el texto.
Según Eloy Martínez: “No se trata de narrar por narrar. Algunos jóvenes periodistas creen, a veces, que narrar es imaginar o inventar, sin advertir que el periodismo es un oficio extremadamente sensible, donde la más ligera falsedad, la más ligera desviación, pueden hacer pedazos la confianza que se ha ido creando en el lector durante años”. En mi texto, trate de que la confianza que me brindaron estos chicos en contar sus historia, sea lo más sincera posible, si bien, hay relatos exagerados, trato que cada historia, este contada tal como lo hicieron ellos, por una cuestión de confianza.
“El compromiso con la palabra es a tiempo completo, a vida completa. El periodismo no es una camisa que uno se pone encima a la hora de ir al trabajo. Es algo que duerme con nosotros, que respira y ama con nuestras mismas vísceras y nuestros mismos sentimientos”, tal como lo describe Martínez, así me sentí en esta investigación.
            “El periodismo encuentra su sistema actual de representación y la verdad de su lenguaje en el momento en que se impone una nueva ética. Según esa ética, el periodista no es un agente pasivo que observa la realidad y la comunica; no es una mera polea de transmisión entre las fuentes y el lector sino, ante todo, una voz a través de la cual se puede pensar la realidad, reconocer las emociones y las tensiones secretas de la realidad, entender el por qué y el para qué y el cómo de las cosas con el deslumbramiento de quien las está viendo por primera vez” explica el texto “El periodismo vuelve a contar historias”.


En el otro texto de Martínez “Ficciones Verdaderas”, refiere: “Todo acto de narración es, como se sabe, un modo de leer la realidad de otro modo, un intento de imponer a lo real la coherencia que no existe en la vida. Y todo narrador, a la vez, es una esponja que absorbe lo que ve y lo que lee para devolverlo transfigurado. El relato selecciona imágenes, palabras, órdenes de palabras, acciones que se dan de otra manera en la realidad”. En este relato que realicé, traté de cómo dice Martínez, leer la realidad de otro modo, porque más allá de lo que digan los medios de comunicación sobre el barrio, sentí que no todo era así. Que existía otra realidad, que merecía ser contada.
Toda ficción es una reelaboración de algo real, como sucede en la narración sobre los adolescentes del Barrio La Tablada. “En el caso de las ficciones verdaderas el gesto de apropiación de la realidad es más evidente y su interdependencia con el imaginario de la comunidad dentro de la cual el texto se produce y con el momento en el cual se produce es, también, mucho más clara” explica Martínez.
 El lugar que ocupa esa escritura: ese lugar es el lugar de la verdad. Y es el único que vale, porque al narrar una historia, muy ligada al presente de la ciudad de Rosario, no se puede desfigurar ningún personaje y ninguna escena.
“En el caso del periodismo y de la historia, entonces, es el medio, el género, lo que decide que allí está la verdad” manifiesta Martínez en Ficciones Verdaderas.
Lo que me llevó a escribir esta historia, fue por un determinado episodio de la realidad que suscitó un inmediato interés, acaso no por el episodio en sí mismo, sino por toda la red de significaciones que desata.
De Ochs, me quedó con la siguiente frase sobre la narración: “Tienen como objeto una evaluación moral de un hecho, de una acción, de un estado sicológico”. Y tomo la palabra sicológico con todo lo que a ello se refiere. Los ciudadanos de Rosario, que no viven en La Tablada, están influenciados por los medios de comunicación que llaman al barrio “muy inseguro” o “donde abunda la droga”, crean en los demás una psicosis colectiva, sobre el lugar.
Cuando Ochs, escribe sobre la trama: “Anuda elementos circunstanciales como escenas, agentes, instrumentos, actos, propósitos en un esquema coherente que gira alrededor de un suceso excepcional y perturbador” en el relato trate de describir como se sentían ellos, por las situaciones vividas, y trate de contarlo tal cuál sucedieron.
Además Ochs, explica que la trama “Debe tener un principio, un medio y un final. A veces, esta progresión no es tan evidente”, en mi narración, si bien hay principio y final, cuento historias que ocurrieron en otro contexto que se entrelazan con el presente.


Albert Chillón sostiene que el mundo “adquiere sentido sólo en la medida en que lo traducimos lingüísticamente. Pensar, comprender, comunicar, quiere decir abstraer y categorizar lingüísticamente”. Esta narración no se ajusta a las características netas de una investigación periodística. En otro momento sería necesario investigar a todos los grupos del barrio, para hacer una radiografía más exhaustiva del barrio.

Para Chillón "No existe una realidad objetiva sino múltiples realidades particulares, múltiples experiencias, cada una de ellas hecha en palabras, vivida con y en palabras que permiten hacer inteligibles las imágenes recordadas o imaginadas, sensaciones e instintos".
Esas realidades subjetivas adquieren sentido y son comunicables para los demás en la medida en que son verbalizadas, puestas en palabras y organizadas en enunciados lingüísticos. Este texto toma la realidad de un grupo del barrio, pero existen decenas, la realidad del relato es subjetiva a ellos. “La comunicación, pues, es el acto de poner en común las experiencias particulares mediante enunciados, con el fin de establecer acuerdos intersubjetivos sobre el mundo de todos, el conjunto de mapas que conforman la cartografía que por convención cultural llamamos realidad”, expresa Chillón.
Según Chillón, "Se somete la materia prima documental a un tratamiento que se podría definir como fabulador. Se eliminan los contornos precisos de hechos y situaciones auténticas para conferirles una suerte de condición legendaria que los extirpa en parte del discurso histórico y los traslada a una especie de mundo mítico, casi utópico y ucrónico".
Chillón agrega, "Como recurso se usan múltiples voces que proporcionan un contrapunto. Los personajes principales, líderes, aparece poliédricamente pintados por las voces de diferentes testimonios y, al mismo tiempo, todos juntos, conforman un coro multitudinario y anónimo: son entes sin biografía ni personalidad definida, simples voces desprovistas de corporeidad". La narración estudiada, si bien en narrador es uno sólo, muchas voces formas la historia.
"Por encima de todo, se planea la convicción y el propósito de alcanzar un conocimiento verdadero sobre los hechos sucedidos recomponiendo el rompecabezas documental con que cuenta el periodista cuando empieza a escribir. Se parte de una sólida base documental pero escribe prescindiendo de las formas expresivas del periodismo convencional: no es necesario proporcionar al lector identificaciones ni atribuciones completas: ni fecha el tiempo de la acción con exactitud, puede ofrecer apenas datos, pocas cifras y nada de estadísticas; tampoco es imprescindible recrear declaraciones de fuentes institucionales cuando no son absolutamente imprescindibles", destaca Chillón.

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